Son muchas las veces que caminamos indirectamente hacia la muerte sin darnos cuenta. Vamos solos, cegados por nuestra propia realidad, no abrimos los ojos para ver lo que se viene.
Y aparece esa dulce condena llamada muerte. En su punto mas solido nos damos cuenta de que cometimos uno o mas errores.
Esa vida que poco aprobechamos se desprende de nosotros buscando la liberación.
Es nuestro momento de auge y extasis... es nuestro último momento.
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