Ni

En un estado de mísera nada, uno crece y se desarrolla... crecer y sus preocupaciones traen aparejadas una serie de consecuencias que dan a fruto un futuro candente de sentimientos y reflexiones.
Una niña, con su simpleza, con su cadencia, con sus bastas expectativas acerca del exterior, hace al mundo que la observa desde su mecedora más antigua y más rígida.
La niña corre, luego camina, pero luego comienza a volar, sin restricciones de lo correcto ni de lo incorrecto, sin poner a la moral sobre sus propios deseos, simplemente, decide, devolverle a la vida, la mirada incierta, con aire de menor relevancia.
Su ropa no combina, sus labios no lloran, ni su regazo esta finamente cubierto, sino que ella no percata inseguridades, sino que camina sin haberlo pensado antes...
"Inocencia ninfula" según Nabokov.